En la
playa roja, por vez primera
el ángel solitario llora
sus lágrimas caen en cascada de aguasal, incoloras
Coloreando el vacío que existe en el hueco de las ausencias
Inconmensurable, un acantilado de fondo negro
En el que cuando las olas chocan, solo se escucha el silencio
Precedido de más silencio.
Quebrada quedó la norma, lo cotidiano
Es imposible reiniciar el sistema
Una vez que has pasado el punto de no retorno.
Los sesos de la luna están esparcidos
En el cielo estrellado
Por trascender al amor
Y hacer omiso caso
A la sospecha de posibles engaños
cuando el mayor de los trampantojos
Es ofrecer en sacrificio
Con complicados complejos químicos
La sonrisa ilusionada de un niño
Al sentirse querido.
Todo lo que empieza está maldito
El punto final es su eterna condena
Morir si es que estás vivo
Te tocará hacerlo solo
Asúmelo
Los cuentos de hadas
Y los finales románticos
Están íntimamente ligados
A caer presa de las fauces del olvido.
Maganto.
"Más que poesías encontrarás fechorías, atentados premeditados contra el arte. Más que reflexiones, son paridas, pajas mentales que intentan abrirse paso entre las rugosidades cerebrales, eyaculadas como un pulso eléctrico que controla, de momento, los dedos a su antojo. Vamos, lo que viene a siendo una traición a uno mismo."
martes, 17 de marzo de 2020
170320: Una señora, infinidad de caras.
La llama que del Olimpo robaron
Cada vez que soplas se estremece
Hidra, quimera, monstruoso minotauro.
El punto final del camino, de nuestro laberinto
Es la fría soledad de tu cobijo
La cera se derrite del calor que desprendes
Y caemos del cielo a tu abrazo infinito.
Crueles se reflejan tus muecas en el filo del cuchillo del asesino
Cuando corta con saña a su víctima
Los hilos que mantienen el flujo rojo de sus latidos.
Eres tú, con tu mera presencia,
Quien vuelve aún más loco al maltratador
Y te lo llevas colgándolo del techo o tirándolo por el balcón.
Déspota, te partes la torácica caja al fulgor de los estallidos
De misiles, granadas de fragmentación, amputaciones,
Explosiones aliñadas con gas pimienta y gas mostaza: alaridos,
Escuchas “abrid fuego” y te brillan tus ojos vacíos.
Cada vez que soplas se estremece
Hidra, quimera, monstruoso minotauro.
El punto final del camino, de nuestro laberinto
Es la fría soledad de tu cobijo
La cera se derrite del calor que desprendes
Y caemos del cielo a tu abrazo infinito.
Crueles se reflejan tus muecas en el filo del cuchillo del asesino
Cuando corta con saña a su víctima
Los hilos que mantienen el flujo rojo de sus latidos.
Eres tú, con tu mera presencia,
Quien vuelve aún más loco al maltratador
Y te lo llevas colgándolo del techo o tirándolo por el balcón.
Déspota, te partes la torácica caja al fulgor de los estallidos
De misiles, granadas de fragmentación, amputaciones,
Explosiones aliñadas con gas pimienta y gas mostaza: alaridos,
Escuchas “abrid fuego” y te brillan tus ojos vacíos.
Bailas entre minas antipersona el vals de la pólvora,
más tiros, más gritos,
Huesos rotos y calientes casquillos.
Perdona querida, pero lo tuyo es un mal vicio.
Como el flautista, encandilas a los desnutridos chiquillos
Y a los que prefieren ahogarse en tu canto de sirena
Siguiendo la estrella de la esperanza
Soñando despiertos que han conseguido huir de la matanza
Que caer, como tantos otros, inocentes.
Daños colaterales de guerra llaman a la masacre, el zarpazo de tus garras.
más tiros, más gritos,
Huesos rotos y calientes casquillos.
Perdona querida, pero lo tuyo es un mal vicio.
Como el flautista, encandilas a los desnutridos chiquillos
Y a los que prefieren ahogarse en tu canto de sirena
Siguiendo la estrella de la esperanza
Soñando despiertos que han conseguido huir de la matanza
Que caer, como tantos otros, inocentes.
Daños colaterales de guerra llaman a la masacre, el zarpazo de tus garras.
Te destilas en las agujas cargadas de fantasía
En líneas blancas de pastillas malmezcladas machacadas
Y tu último beso es una sobredosis de taquicardia.
Estás en la comida basura
En las grasas trans, en las saturadas,
Eres colesterol, microplástico y aceite de palma.
Eres pura antimateria: granulada y disuelta vives en el azúcar
En la calle de la piruleta
En la casa de chocolate, la que hace esquina
Donde vive la diabetes, digo, la bruja.
Eres la hilandera que hebra químicos con humo
Y los paquetes drogadictivos de niconarcotina que fabricas
Nos los facilita el Estado con tus consejos de mal gusto.
-¡Oh que sorpresa! ¡Nos respiramos con cada cigarro!-
Eres trendin topic en cada temporada todos los años
Gonorrea, rabia, cólera
Peste negra, Sida
La gripe del cerdo, la del pollo
La locura de las cuerdas vacas
Ébola o virus de la corona
Llámate como quieras
Pero siempre eres la moda en las pasarelas de las cuarentenas.
Haces dobles turnos partidos en las carreteras
Jugando a la metamorfosis
Te da lo mismo ser una niña desaparecida
Que un animal abandonado, arrollado
Destripado en la cuneta
O una fosa común esperando a ser descubierta.
Tu presencia es absoluta en espacio exterior
Y te llamamos mala puta
Porque nunca nos dejas decir adiós
Existes desde antes que te pusiéramos un nombre
Y desde el minuto cero hasta hoy
La legislación del más fuerte
Te brinda amparo legalmente
Eres tú quien, aposta, marca un contratiempo tan mal
Que hacer perder el ritmo al ventrículo derecho
Y eres tú quien da la orden a la célula
Para que se convierta en tumor
Instigando a sus compañeras a la revolución, a matar al portador.
Estás en nuestras entrañas desde que nacimos
Y aún tenemos la desfachatez
De pretender darte plantón, como si no existieras
O querer estirar aún más el tiempo
Retándote al ajedrez y ganar el momento
A sabiendas que ganando o perdiendo
Seremos eternos amantes en el éter etéreo.
Unos te temen, otros te olvidan, y te obvian,
Piensan que nunca llegarás y otros, camisas mojadas,
Santa madre te llaman,
Seductora, fatal, inevitable.
Vistes el frío manto de la eterna noche
Sonrisa huesuda imperecedera
Escondida en el envés de todos los detalles…
Tu imperio está en lo terreno
Por encima de los demonios y de todos los cielos
Existes para recordar la importancia que tiene conjugar vivir
Siempre en presente de indicativo simple
Porque tu indicación es simple
“Aprovecha, ahora,
Que el día diez de no sé que año
Ni tampoco de qué calendario
Tenemos una cita a ciegas tú y yo
Con cariño, atentamente firmado:
La Dama de la Guadaña”
Maganto
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