Por un disparo, poeta,
Fue tu voz silenciada
Y nunca dejó de vibrar
Entre las hojas de los naranjos
Testigos que lloraron al escuchar
Tu último triste palpitar final.
Tu luz creativa.
Tu voz oscura.
¿Improvisar? Te era más fácil que andar.
El difícil camino de amar.
Todo se enterró,
Se olvidó entre helechos mojados,
Barro pisoteado,
Tierra de nadie
Y los cráneos de tus hermanos.
Pero tú, poeta,
Revelaste la sensibilidad escondida
En la raíz del alma humana:
Con sonetos desnudabas sentimientos
Y que le dieran <pensabas> al "qué dirán".
Eres un héroe -y no por asesinar-
Que nunca cayó en el pozo sin fondo de la amnesia.
Ni ángeles ni demonios permitieron que tu libertad,
Tu amor humano,
Se disolviese con tu cuerpo mortal
Que aún rindiendo pleitesía
A la musa de la poesía
Solo quería enamorase
Como se enamoran aquellos que aún no han llegado a la hombría.
Tus rezos a Saturno fueron escuchados
¡Oh poeta de voz de hojalata!
Tu sentir es inmortal
Aunque por amor, dictasen tu final.
Maganto.