Como especie nos merecemos lo mejor
Que nuestra prole no conozca la muerte,
Por hambre o por enferma violencia.
Un paraíso idílico
Hedónico,
En el que la justicia ciega nos guíe a la virtud
A la equidad,
Donde las alimañas queden atrapadas
En historias de ciencia ficción inventadas.
El arte teniendo sexo salvaje con la ciencia.
En un paraíso donde las musas bailen desnudas
Creatividad sin competencia.
Sin mirar de reojo para evitar la piedra
O la puñalada que te claven por la espalda
Como raza humana blanca, dominante, patriarcal y heterosexual
Nos merecemos todo el lujo.
Hasta que desangremos las entrañas de la yerma tierra
Y el viento se vuelva dura roca negra,
Hasta que, incluso del cuerpo, el agua brille verdioleta
Y así quedar en la más alta esfera
De la plaga más temida por todos los planetas.
Maganto.