Inmortal.
Creemos, inútiles de nosotros,
Que somos padres tuyos
Cuando ahí estabas
Desde el principio de los tiempos
Marcando el ritmo con el tam-tam
Bombeante del pecho en el lado izquierdo.
Creímos darte mil formas,
Te pusimos mil nombres,
Te hemos dividido en millón y medio de categorías
Y, según la época del hombre,
Diste riqueza, gloria y fama
A un puñado de compositores;
Miseria, suicidio y tristeza
A los apestados que en tu nombre
Arrancamos de tu pecho para
Echarlos de los brazos de la desesperación
A la sombra del olvido.
Cuando alcancemos, por fin, la ansiada perdición
Que perseguimos como raza de la destrucción,
Sonarás con las campanas de la extinción
Y quedará tu muesca en el río,
La gallina, el maullido y el rito de apaleamiento,
En el rugido de la tierra partiéndose en dos,
Y en el sosiego cansino de la ola en la costa tropezándose.
Ahí estás y estarás tú, Música, para siempre sonando
Sin que ningún humano crea ser amo, maestro y señor tuyo,
Sin que ningún humano se cobije en tu pecho profundo,
Libre para siempre, siempre sonando.
Maganto