Destruyen el espacio
Y pliegan el tiempo
Momentos furtivos
Surfeando la espuma del ocaso
Aquel momento en el que la luna bajó del cielo
Y de los labios muertos del poeta, se hizo canción.
La caza nocturna y desnuda de seres mitológicos
Armados, con ballestas, los faunos
En busca y captura del unicornio en el río perdido.
El exquisito fruto de la melopea
Aliñando con whisky, fajitas pseudomexicanas.
La conquista de la calva de la montaña,
Inocentes ritos en el hueco de su alma.
Tardes de cuchillos y riñas,
Sangre mezclándose con la tinta, con las rimas:
La representación iconográfica de la verdad
Aparece cuando caen al suelo todas las máscaras.
Días de vino, días de lagunas,
Días de euforia callejera
Alrededor de una hoguera,
Días de vicio dedicados a asesinar las horas muertas
Días jamás perdidos que la memoria se dedica a obviar.
De este escenario no se escapan las broncas,
Los egos haciendo heridas,
El “nunca me vuelvas a hablar”,
Alguna que otra bofetada
Después de cuatro voces al cielo dar,
Incluso que alguien se ponga a cuatro patas
Y con el miembro, tieso y chorreando babas,
La negritud de sus agujeros se dedique a colmar.
Se quedan en el tintero…
Simplemente he de decir: Gracias por todo
Compañer@s.
