En la
playa roja, por vez primera
el ángel solitario llora
sus lágrimas caen en cascada de aguasal, incoloras
Coloreando el vacío que existe en el hueco de las ausencias
Inconmensurable, un acantilado de fondo negro
En el que cuando las olas chocan, solo se escucha el silencio
Precedido de más silencio.
Quebrada quedó la norma, lo cotidiano
Es imposible reiniciar el sistema
Una vez que has pasado el punto de no retorno.
Los sesos de la luna están esparcidos
En el cielo estrellado
Por trascender al amor
Y hacer omiso caso
A la sospecha de posibles engaños
cuando el mayor de los trampantojos
Es ofrecer en sacrificio
Con complicados complejos químicos
La sonrisa ilusionada de un niño
Al sentirse querido.
Todo lo que empieza está maldito
El punto final es su eterna condena
Morir si es que estás vivo
Te tocará hacerlo solo
Asúmelo
Los cuentos de hadas
Y los finales románticos
Están íntimamente ligados
A caer presa de las fauces del olvido.
Maganto.
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