Cruje el cielo, bajo la mesa
Se esconde mi perra.
Repican, tímidas, las primeras partículas
Que pronto serán el chorro
Nacido de la boca de un Dios funesto
Gritando a sus siervos, al fruto de su incesto.
En mil pedazos se escucha el quiebro
De una bóveda pintada con luces escondidas
En cumulonimbos apagados a ratos.
En el piso de al lado,
Lloran todos los niños...
No entienden la bronca que les está cayendo
Por capricho de un señor que vive en el cielo negro.
Salgo a la calle, armado con un cigarro
Que de una bofetada me tira el viento al suelo
Y disfruto empapado
De la canción de las tormentas
Que ese cretino Dios me está regalando.
Maganto
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