Maldita la hora cuando todos los locos te señalan y
Te acusan con furiosa cólera y gritan, al cielo:
“¡TRAIDOR!”
Con los ojos inyectados en sangre mientras que la ira,
Es decir, sus neuronas desquiciadas,
Fantasean con hacer realidad la purga.
Bendito el momento cuando eres inmune a los rayos y
La suave lluvia te lame y el viento te tatúa:
“Libertad”
El frío hace que el humo se retuerza
Es decir, hace que todo su espectáculo
Quede reducido a lo que es: nada.
Maganto.
Maganto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario